miércoles, 7 de septiembre de 2011

HISTORIA DEL TEATRO MUSICAL EN ARGENTINA

Orígenes del musical en la Argentina(1)

La historia del teatro musical argentino comenzó en 1897, con la zarzuelita “Justicia Criolla”, con el famoso“Soy el rubio Pichinango”. A partir de ahí, se comenzó a desarrollar un sinnúmero de piezas musicales en las que los tangos formaban parte de sus estructuras dramáticas. Por lo que el tango y el teatro estuvieron muy vinculados.

El musical o la comedia musical, tienen un origen incierto, que derivó de la transformación y del desarrollo de otros géneros.


El musical podría definirse como una producción teatral en la que se integran, en una trama dramática, canciones, coreografías, y acompañamientos instrumentales. Esa trama es lo que, básicamente, diferencia a este género de la revista, el musica hall, el varieté o vodevil norteamericano y ciertos café concerts. De todos modos, sus demás componentes: letras, música, baile, y diseño son, a su vez, vitales.

A pesar de que la opereta y de la zarzuela formen parte de los antecedentes del musical, éste se distancia ya que la música no es determinante, sino un atributo de la obra. El musical es una obra de teatro, cuya música compone su integridad pero no es conductora de la acción en su totalidad. De todos modos, el musical heredó de la opereta y la zarzuela su estructura, y de la revista y el music hall su espectacularidad. En el caso argentino, la herencia proviene de la zarzuela criolla y el sainete lírico.

El musical no es una pieza realista-naturalista. La canción y la danza elevan el discurso dramático a un estado distinto del verdadero. Se crea una atmósfera de fantasía.

El romanticismo es un factor repetitivo en las obras musicales. El teatro del romance está mayormente circunscripto a las primeras etapas del género, a finales del siglo XIX, y principios del XX, cuando la opereta aún florecía. La comedia musical era la alternativa perfecta para expresar los ideales románticos y aquello que la vida debería ser.
Pero los años 60 le abrieron paso al teatro del realismo que presentaba a la vida sin oropeles. Y es en esa época cuando se afirma el drama musical por sobre la comedia musical. En tanto, en los años 70, con un mayor desarrollo en los 80, una nueva forma más ligada a la ópera con estructuras completamente cantadas reafirma la denominación del género como. Musical.

La raíz de la comedia musical argentina está en el teatro musical hispano.

Dos géneros que están bastante relacionados con el musical: El teatro revista y las varietés. El teatro de revistas de la Argentina tenía números musicales realizados por las vedettes y el cuerpo de baile, capos cómicos que hacían monólogos o sketches, y cancionistas, todos ellos primeras figuras. Tanto en los cuadros musicales como en los números cantados se vislumbraba  la génesis del musical porteño ya que  en los mismos se hacían interpretaciones de gran nivel.
El Varieté también tuvo gran auge en Buenos Aires, considerado ya como un género familiar al que concurría toda la familia con la presencia de cancionistas sobre todo españolas y números de verdadero teatro musical.

Una comedia musical Argentina

Sí, en Argentina hubo una comedia musical de carácter nacional con características propias y sin mayor influencia extranjera que la zarzuela española. El período de su apogeo fue entre las décadas del 30 y del 60, época en que se desarrollaba, paralelamente, la comedia musical estadounidense. Pero no se podía estar ajeno a la invasión por mucho tiempo y la comedia musical netamente argentina, de raíz y esencia, duró muy poco. En los años 60 comenzaron a llegar las obras de origen estadounidense y una influencia de Broadway que transmutó en gran medida este género que aún hoy busca su identidad.
Con la aparición de la revista porteña, el sainete fue desapareciendo pero, poco a poco, cedió la vacante que dejó la zarzuela a la comedia musical. La decadencia teatral que imperaba en los años 20 obligaba al surgimiento de nuevas tendencias, como lo fue el grotesco –que surgió con la muerte del sainete- en el teatro de prosa, y la comedia musical, como retorno a esos libretos con canciones integradas a la trama.
En la década del 30, el género se empezó a desarrollar y vio nacer a sus primeras grandes producciones teatrales, con temporadas que sobrepasaban el año. El éxito de mantuvo y se desarrollo en las décadas del 40 y del 50, para después sumergirse en un período confuso a causa de la continua influencia extranjera.
Sin dudas, el precursor de la comedia musical es Ivo Pelay, el dramaturgo más fecundo del teatro nacional, con casi 50 obras en su haber. Ivo Pelay fue el real iniciador del género y el comediógrafo más interesado en desarrollarlo.
A él se le suman otros nombres claves: Enrique Santos Discépolo, Francisco Canaro, Sixto Condal Ríos, Carlos Olivari, Asdrúbal Salinas, Marcel Morand, Enrique T. Susini, Y Luis César Amadori.

La época de Oro

Con “La muchachada del Centro” (1932) empezó su sociedad artística con el músico Francisco Canaro, a quien Horacio Ferrer ha denominado “el Pepe Podestá del tango”. Fue un comienzo auspicioso, ya que la obra dio comienzo a la época de oro del musical y marcó un hito en su tiempo: 900 representaciones consecutivas en cartel, en el teatro Nacional, durante dos años.
La época de oro de la comedia musical argentina podría enmarcarse entre 1932 y 1960. Es el período en el que el género forja una identidad propia con espectáculos de temática o interés local en el marco de producciones importantes. En otras partes del mundo, en el contexto del género, la comedia le dio paso al drama. En la Argentina ocurrió algo similar, pero más rápidamente. El aspecto jocoso y tragicómico del sainete lírico derivó en las primeras comedias musicales de 1926 pero casi inmediatamente, se abrió camino el drama con “Madame Lynch”, en 1932, y luego con “Wunder Bar”, “La Pericona”y “Winter Garden”. De todas formas siempre el elemento dominante fue el bufo y la comedia.
A su vez, limitamos esta época de oro al año 60, porque fue el período invadido por los grandes musicales de origen anglosajón.

La influencia del cinematógrafo y la radio

Argentina y México iban a la vanguardia del cine de habla hispana. En 1949 se rodaron en el país 47 películas y sus estrellas eran intocables.
Artistas como Tita Merello viajaban a la Meca del cine para transformarse en estrellas, pero terminaban siendo simples extras. Finalmente se daban cuenta de que era en su propio país donde estaba el futuro y concretaban su primer largometraje.
En 1948 y 1949 se filmaban en la Argentina muchas películas de escaso valor artístico y con talentos cuestionados.
Las pretensiones cinematográficas se extendían en los fastuosos requerimientos de producción de la época, que denominaban a algunas piezas como “film escénico musical”.El origen de la comedia musical en la Argentina tiene íntima relación con el cine ya que  el género musical tuvo en el cine una  gran variedad de posibilidades  dando  también la posibilidad de hacer conocer a otros países de América Latina  nuestras expresiones musicales.
La radio también fue un tema recurrente en muchos musicales como “Que se diga por la radio” (1943), “Tangolandia” (1957) y “Micrófono” (1943).
Entre 1937 y 1941, las compañías de radioteatro de LS6 Radio Del Pueblo y LR3 Radio Belgrano representaban en vivo algunas de sus comedias musicales en el cine-teatro Fénix, del barrio porteño de Flores.

La invasión extranjera
Corrientes, esquina Broadway

La mitad del siglo XX mostraba a una Buenos Aires que brillaba casi tanto como París o Milán. Corrientes tenía las luces de Broadway, pero gozaba del candor europeo y de una atmósfera optimista.

En los años 50, la comedia musical floreció a la par de la revista porteña y las producciones cada vez eran más imponentes. Se invertía mucho dinero en cada puesta, con la certeza de que no sólo se recuperaría sino que ofrecería muchas ganancias. Las obras estaban en cartel de martes a domingo, muchas veces en dos o tres funciones diarias, o alternando con otros espectáculos.
Había algo que destacaba a esas producciones de las estrenadas durante la década del 40: la clara influencia del teatro y cine musical estadounidense.
El tango ya estaba consolidado en otros ámbitos y se alejaba del teatro paulatinamente. Ya casi no se volverían a estrenar célebres letras de tangos y milongas en una comedia musical.
En 1956, se estrenó el primer musical de origen estadounidense con un elenco argentino, “Simple y Maravilloso”.
En 1951, Juan Carlos Thorry, crea su propia Compañía de Comedias Musicales, con el apoyo de los productores Scheines y Enrique Carreras y estrena la obra francesa “Petit Café” en el teatro Grand Splendid (luego convertido en sala de cine y, actualmente, en librería).

Por aquel entonces, Lolita Torres ya había protagonizado su primera película (“Ritmo, sal, y Pimienta”) y no se cansaba de llenar el Tronío interpretando sus canciones españolas. Lolita era una estrella de primerísimo magnitud y gracias a su talento la convocaron para protagonizar la obra “Petit Café” que tuvo un gran éxito. Esta pieza tiene un valor histórico para la televisión nacional ya que fue la primera vez que se emitió una obra teatral en el flamante medio de comunicación que inicio sus transmisiones ese mismo año. Se realizó antes de la incorporación de Lolita y fue una traslación adaptada y abreviada que pudo verse por Canal 7, la única emisora de entonces.

Inmediatamente la comedia musical argentina lanzó una obra paradigmática: “Tangolandia” (1957), en el Alvear, un espectáculo con el que Francisco Canaro celebró sus bodas de oro con el tango.

Aquel gran musical argentino que se gestó y desarrolló durante los años 40 y 50, encontró en la década del 60 su deformación y desaparición del circuito comercial en la todavía luminosa avenida Corrientes, con la invasión de la comedia musical estadounidense. Sin embargo, no todo fue tan trágico para el género que halló un camino de transformación importante y fecundó en el circuito teatral independiente.
Después de “Simple y Maravilloso”, a partir de 1961, hasta comienzos de la década siguiente, se estrenaron en Buenos Aires 33 comedias musicales extranjeras (sin contar las de origen judío), de las cuales 16 eran importadas de Broadway. La invasión fue lógica: es innegable que el género se forjó y desarrolló en los Estados Unidos, donde –en ese momento- vivía su mayor apogeo. Las obras eran brillantes, sus partituras pegadizas y permitían el lucimiento de cualquier figura. Por otro lado, las nuevas generaciones absorbían toda la influencia extranjera del Norte y lograban que el tango ya no brillara tanto como en los años 20, 30 y 40.

Dominio independiente

Los mejores frutos del género en la década del 60, los dio el teatro independiente t alternativo. Con su incesante lucha por los ideales y su crítica social aguda, concretaban un “teatro popular de elevado nivel artístico”. Se estrenaron más de 40 títulos por movimientos como el del Instituto Torcuato Di Tella o compañías como el Teatro Nuevo, el Teatro del Centro, el Teatro de los Independientes, la de Rubén Pesce y el Teatro Payró. Todas ellas, imprimieron una huella importantísima no sólo en el género musical sino, principalmente, en la historia del teatro nacional.

Atentados, muertes y prohibiciones: los 70

La década del 70 marcó el período más negro de la historia argentina. Fue una década de siete presidentes, guerrilla, represión, persecuciones y decenas de miles de muertos y desaparecidos.
Así como todas las expresiones culturales, el teatro sufrió prohibiciones, censura, atentados, y una regresión obligada que se yuxtaponía a algunas voces valientes que encontraban en el subtexto la única forma de grito. El teatro musical tuvo un rol protagónico en estos hechos y en este incómodo, desordenado y trágico proceso. Fue la década que comenzó con la persecución a los pelilargos de “Hair”, que continuó con las bombas incendiarias que frustraron el estreno de “Jesucristo Supertar”; las amenazas de muerte a sus figuras; los atentados a “Las Mil y una Nachas” y “The Rocky Horror Show”; las voces del teatro independiente, que debían optar por recursos indirectos o soportar el levantamiento de obras el mismo día del estreno; y el surgimiento de nuevas formas musicales de expresión a través del humor, como el café concert, los sketches con canciones y el music hall.
Los artistas y realizadores seguían indagando en nuevas formas y virtudes de la comedia musical, casi siempre con posiciones políticas o ideológicas muy marcadas.
Una de esas nuevas formas de musical fue un tipo de espectáculo con mucha influencia de la revista y el floreciente café concert: consistía en una serie de escenas con principio y fin o sketches, unidos por canciones.

El café concert

1976 fue el año que puso fin a las comedias musicales de contenido socio-político. A partir de entonces, sólo algunos espectáculos de café concert sobrevivían para expresar el asesinado sentir popular.
El musical del café concert, en la Republica Argentina, no fue un género sino un lugar. Era un refugio donde muchos artistas que no tenían cabida ni en la Tv, ni en el teatro, ni en la revista adoptaban un género alternativo.

Las presiones sociales y la censura obligaban al estreno de obras musicales de contenido liviano y superficial, con temáticas inofensivas como “Los ángeles de Vía Venetto” (1971), “Diferentes” (1974), “¡Viva la Pepa!” (1977), “Frutilla” (1979) y la nueva versión de “El sombrero de paja en Italia” (1979), en el teatro Nacional Cervantes.

Pepe Cibrián Campoy: Un sello propio

Por último, debemos mencionar a un autor nacional que  ha tenido muchos espectáculos musicales en su haber y que no es otro que Pepe Cibrian Campoy.
En 1970, con 19 años, estrenó “Mundo pobre querido”, en un sótano de Mar del Plata. Tuvo tantos fracasos como éxitos. Sin embargo es en 1978, cuando nace el hombre que quebró al género con sus tantas veces reestrenada “Aquí no podemos hacerlo”. Difícilmente alguien pueda cuestionar la notable imaginación, la creatividad y el sentido del espectáculo que suele caracterizar a las representaciones de Pepe Cibrián. El director es uno de los pocos que intenta crear una comedia musical con rasgos personales. Hubo otras dos versiones de “Aquí no podemos hacerlo”, calificada como una obra de culto, en 1996 (Teatro Nacional Cervantes) y 2002 (Teatro Santa María) que poco pudieron comparársele a sus antecesoras.
Era el nacimiento de una nueva era para la comedia musical: Nueva identidad, un director representativo y solidificado en el género. Ese Cibrián de la búsqueda, del ejercicio teatral, de la creación colectiva, perduraría en toda esa primera etapa que traspasó los umbrales de los 80 con obras como “A la Capital” (1980), “De aquí no me voy” (1982), y “Calígula” (1983). Después, Cibrián entraría en una nueva etapa, la de la inquietud histórica y literaria, con obras como “George Sand” (1984), “Mágico burdel” (1985), “Los Borgia” (1986), “Divas”(1987), “Invasiones inglesas” (1989), “Las dulces niñas” (1990), “Los de la legua” (1991) hasta arribar a su tercera etapa: la de la popularidad y el éxito con su taquillero “Drácula”(1991) como punto inicial, “El Jorobado de París”, “Las Mil y una Noches” y “El Fantasma de Canterville”; obras que continúa estrenando en la actualidad.




diegolevis.com.ar/entretenimiento/alumnos/ComediaMusical.doc

(1) Resumen del artículo escrito por Diego Levis "COMEDIA MUSICAL EN ARGENTINA". 
  


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1 comentario:

  1. AMIGA QUE BUENA INFORMACIÓN. REALMENTE LA DESCONOCÍA ME IMAGINÉ AQUELLA ÉPOCA DE COMIENZOS PAGARÍA POR PODER IR A ESPIAR UN RATO
    SEGUÍ CONTÁNDONOS MÁS

    BESOS

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